La dilatación al final del embarazo

Se llama dilatación a la abertura del cérvix o cuello del útero, aunque genéricamente nos referimos a la dilatación como al periodo del embarazo o del parto que precede inmediatamente al expulsivo del feto.
La dilatación puede inducirse farmacológicamente cuando, por interés materno o fetal se decida terminar un embarazo, aunque lo común es que ocurra de manera espontánea sin intervención médica.
embarazoNormalmente la dilatación suele ir precedida o ser simultánea a la expulsión de tampón mucoso, y se puede acompañar de la rotura de la bolsa amniótica (ver el capítulo «romper aguas»), en cuyo caso la mujer debe acudir a un centro hospitalario para valoración por parte de la matrona o el médico.
La dilatación en sí es un proceso que pasa inadvertido para la gestante, pero se suele acompañar de otros sucesos que sí son percibidos por ella, como:
La expulsión del tapón mucoso: Se trata de la salida de una sustancia gelatinosa que en la mayoría de las ocasiones va acompañada de trazos hemáticos o pequeña hemorragia. Es la causa más frecuente de hemorragia en las últimas etapas del embarazo que se produce por la rotura de pequeñas venas al iniciarse el proceso de dilatación y borramiento del cuello uterino, es por tanto signo de la inminencia del parto. Suele estar acompañado de molestias sacrolumbares y abdominales, con menos frecuencia de contracciones, aunque si estas aparecen serán de carácter irregular.
Inicio de las contracciones uterinas del parto, que son más fuertes, rítmicas, frecuentes y dolorosas que las prodrómicas.
Rotura de la bolsa: aunque puede preceder al inicio de la dilatación, suele tratarse de un hecho un poco más tardío. Consiste, como su nombre indica, en la rotura de las membranas que envuelven al feto en su vida intrauterina. Se percibe por la salida de un líquido claro (el líquido amniótico) por la vagina.
Descenso del feto a través de la pelvis materna: es un suceso que suele acompañar la dilatación, de hecho es la cabeza del feto, empujada en su descenso por las contracciones uterinas, la que va forzando la dilatación del cérvix.

La dilatación no es un proceso que ocurra en poco tiempo, si no que se va a realizar en una serie de fases:
En la fase latente o inicial del parto, con contracciones leves o indoloras el cérvix se dilata hasta los 3 cm.
En la fase de trabajo activo de parto, con contracciones más rítmicas, intensas y dolorosas, el cérvix se dilata desde los 4 a los 7 cm.
En la fase de aceleración rápida, cuando la cabeza está encajada y el cérvix dilata velozmente hasta que permite el paso completo de la cabeza del feto. Aproximadamente se produce hasta los 10 cm.
La duración de estos periodos es variable entre cada mujer y en cada embarazo. En las primerizas suelen ser más prolongados. Por tanto, no deben alarmarse, porque es un periodo que puede alargarse muchas horas. Es una prolongación natural sin daño para tu futuro bebé.

Fuente: Voyasermama.com

Esta entrada fue publicada en Mi embarazo. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta