¿No habéis oído alguna vez que la forma de la barriga de la futura mamá nos indica si el bebé será niño o niña? Es uno de los mitos más difundidos sobre el embarazo.
Si la embarazada tiene la barriga puntiaguda, espera un niño. En cambio, si el vientre es redondito, indica que tendrá una niña. La tradición popular siempre ha asociado la forma de la barriga con el sexo del bebé. Sin embargo, esta afirmación no tiene ningún fundamento científico.
La forma del abdomen puede ser distinta de una mujer a otra, pero por motivos muy diversos, que no tienen nada que ver con el sexo del bebé. Durante el primer embarazo, en general, las futuras mamás presentan un vientre más puntiagudo. En cambio, a partir de la segunda gestación, la barriga tiene un aspecto más redondeado, ya que los músculos del útero y del abdomen se encuentran más relajados y sostienen con menor eficacia el aumento de volumen.
La forma del vientre también depende de la pelvis: si es de constitución estrecha, la barriga tenderá a sobresalir y a tomar su característica forma puntiaguda. Lo mismo se puede decir si la embarazada tiene los músculos abdominales muy tónicos por naturaleza o practica algún deporte.
La forma de la barriga también está influenciada por la altura: si la futura mamá es de estatura más bien baja, es más fácil que tenga un vientre redondeado y poco salido.
Por cierto, en la foto sale una tripita de una madre embarazada de….un chico! ¿Es puntiaguda?
Foto: www.elreciennacido.com
Fuente: Mi bebe y yo
Por: Maria del Mar Taillefer