¿Que pasa cuando vienen más de uno?

Las dos parejas de mellizos de nuestra mamá

¿TE IMAGINAS TENER DOS PAREJAS DE MELLIZOS?

Pues precisamente eso, fué lo que le ocurrió a la siguiente mamá:

Me gustaría contaros mi experiencia como madre de gemelos… reincidente. Pues sí, ya veis, lo mío ha sido meteórico: dos embarazos, cuatro niños. Y todo, en tres años. No está mal, ¿eh? Espero que mi caso sirva para tranquilizar a las futuras madres múltiples, porque al fin y al cabo, como podréis comprobar, he sobrevivido e incluso tengo tiempo para contarlo…
La verdad es que al principio te llevas un susto; “¿Dooooos?, ¿cómo que dos?”, supongo que esa es la reacción de todo el mundo al enterarse de que estás embarazada de gemelos o mellizos. Lo bueno es que, desde ese momento, tienes bastantes meses para prepararte, tanto física como mentalmente. Y para organizarte, que es lo fundamental. Yo recurrí a una de mis mejores amigas, Mercedes, que ya había tenido mellizos, para que me contara todo lo que pudiera y me aconsejara. Creo que es crucial dejarte aconsejar por alguien que ya haya vivido lo que es criar a dos bebés, porque te dirá cosas que ni se te han pasado por la cabeza, y evitará que cometas errores, como el tirarte a la calle a comprar todo doble, por ejemplo.
Lo importante, como digo, y una vez superado el susto inicial, es ir preparando toda la orgánica que vas a necesitar cuando nazcan los bebés, teniendo en cuenta que posiblemente tengas que guardar algo de reposo al final del embarazo, así que más vale que te adelantes un poco, por si acaso. A mi me pasó en el primer embarazo; tuve que estar casi tres meses tumbada en reposo absoluto, por riesgo de parto prematuro. Os confieso que cuando pienso en aquella época, casi la añoro… ¡qué tranquilidad!, ¡todo el día tumbadita, leyendo, viendo la tele, dejándote mimar…! Lógicamente, en aquel momento me fastidió y mucho, pero empecé a aplicar una máxima que puede ser vital en vuestro día a día como madres múltiples: “Paciencia y buen humor”.
Luego llegaron los primeros bebés, Gonzalo y Faina, que ahora tienen cuatro años y medio. Nacieron por cesárea en la semana 36, que no está mal. Aunque fueron algo pequeños (2,5 kg. y 2,8 kg.), no necesitaron más que unas horas de incubadora, estaban muy bien y sanos. Una vez en casa, para qué os voy a engañar, es un lío. Los primeros meses no haces más que dar biberones y cambiar pañales; cuando terminas con uno, le toca al otro, y cuando terminas con ese, le vuelve a tocar al primero. Día y noche. Por eso es importante organizarse bien y aceptar toda la ayuda que te ofrezcan. Mi consejo es que no pretendas ser superwoman y que dejes que otras personas den biberones, bañen a los bebés o lo que se tercie. Porque tú sola no podrás. A mi me ayudó que soy bastante germánica y creo que muy organizada, e instauré en casa una especie de régimen en el que todo el mundo sabía lo que tenía que hacer y nadie estaba ocioso: siempre había un biberón calentándose, siempre pañales preparados y muda limpia para posibles imprevistos, la comida se hacía a la hora en que los bebés estaban más tranquilos, etc.
Y así, sin darte cuenta, pasa el primer año. Al primer año yo le llamo “el túnel”, y lo curioso es que no te das cuenta de que estás en ese túnel hasta que sales de él. Un buen día, te sorprendes a ti misma leyendo una revista y tomando una cocacola, y te das cuenta de que hace más de un año que no hacías nada parecido. Ese día, has empezado a salir del túnel.

La segunda pareja de mellizos

Yo tuve la suerte de que Gonzalo y Faina se criaron sin ningún problema, no me dieron mucho la lata en ningún sentido: no tenían cólicos, engordaban y crecían razonablemente, y cuando empezaron a ser más autónomos, en torno a los dos años de edad, dejé mi trabajo y empecé a tener tiempo…Y, ya que tenía tiempo, ¿por qué no tener otro niño? Tanto Rafa mi marido como yo teníamos claro que no queríamos quedarnos en dos niños; lo que no imaginábamos era que íbamos a repetir la experiencia de los mellizos… Pero ¡así fue! La vida te da sorpresas y, una vez superado el susto (otra vez), aunque no os lo creáis, nos encantó la idea de tener cuatro niños tan seguidos, que pudieran jugar juntos. Sabíamos que el primer año sobre todo iba a ser duro, pero nada que no pueda superarse con paciencia y buen humor. Por si fuera poco, teníamos que cambiarnos de casa, buscar más ayuda externa… En fin, otro gran lío.
Este segundo embarazo múltiple fue estupendo; la experiencia es un grado, y decidí desde el primer día cuidarme más que la otra vez, no “tirar del cuerpo”, descansar todo lo que pudiera, y el resultado fue que no tuve que hacer reposo absoluto (sólo “relativo”, que consiste en dormir la siesta y tumbarte de vez en cuando en los últimos meses), e incluso estuve bañándome en la piscina hasta el día antes del parto. Casilda y Rafa nacieron también por cesárea, y también en la semana 36. Pesaron un poco más que los primeros (2,7 kg. y 3 kg.) y estuvieron un par de horas en la incubadora. Gonzalo y Faina, los mayores, estaban encantados porque “cada uno tenía su bebé”, y les parecía lo más normal del mundo, eso tener los niños a pares. De hecho, les daban pena las madres que tenían “sólo un bebé”, como si fuese una desgracia…
Desde entonces he estado en el segundo “túnel”, del que acabo de salir hace dos meses escasos. Este túnel ha sido peor que el primero, porque no había ratos de descanso, los mayores reclamaban también su tiempo, Faina tenía celos, la casa era demasiado pequeña y nos faltaba espacio para que unos niños no despertaran a otros, Rafita decidió no dormir por las noches hasta cumplido el primer año, y en los primeros ocho meses de vida de los pequeños pasaron por mi casa nueve chicas internas distintas… Un panorama, como veréis, complicado. Lo bueno, que también lo hay, es que si miro atrás e intento verme desde fuera es estos últimos meses, me veo siempre de la misma manera: dando besos y recibiendo besos de mis cuatro amores. Y francamente, ¿hay algo mejor que eso?
En definitiva, os aseguro que mi experiencia ha sido buena. El truco consiste en organizarse bien y no aspirar a la perfección. Debes ser consciente de que habrá momentos malos, en los que las cosas se te vayan un poco de las manos, pero lo importante es tomarse esos momentos con buen humor, y relajarse. No pretendas llegar a todo, es imposible. Tal vez tu casa esté más desordenada, tus camisas sin planchar y ya ni te acuerdes de cuándo te diste mechas por última vez. Pero nada de eso es prioritario, y en unos cuantos meses (un año) tu vida volverá poco a poco a la normalidad. Lo dicho, paciencia y buen humor.

Por: Faina Zurita de Ussía
fainazurita@gmail.com

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2 respuestas a ¿Que pasa cuando vienen más de uno?

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